"Y volví a buscar entre sus gestos una declaración de amor, aquella que haría que el sol se enfrentara a las nubes para así brillar como nunca.
Volví a sentirme vacío cuando expulse toda furia y dejé el fragmento de romance que me ataba a su sonrisa. Me sentí impotente cuando no notaba su respiración.
Encontré en el suave tacto de su piel todo lo que un hombre podía imaginar, excepto aquello que buscaba. Me embriagué de su aroma llegando a un estado de ausencia de coherencia en mis actos. Pues de sus labios quería leer lo que pudiera darme cabida a nuevas ilusiones, lo que hiciera que el querer fuera más que simples palabras gastadas.
Entre copas escuchaba su nombre, en el rozar del cristal contra la barra, en el caer del alcohol en su interior. Entre tragos la imaginaba, viéndola aparecer por la puerta llamándome, buscando mi abrazo, ofreciéndome el calor de su aliento, el frío de su amor.
Mal vicio sus ojos, con efectos secundarios a largo plazo. Perjudiciales diamantes que brillan cada noche sobre mi cabeza, iluminando cielos y valles, guiando a poetas por las calles, enseñándoles su meta, la cual desconocen hasta su locura.
Quería observarlos, transformarme en piedra al sentir sus pupilas en mis ojos, paralizante mirada acompañada de una sonrisa energética. Fuerza siento cuando a sus pies caigo, cuando en su susurro me ahogo.
Es ella la musa que me inspira, la reina de mi oscuridad, la princesa de mis pesadillas. La que es capaz de hacerme viajar entre sus curvas sin peligro de marearme ni salirme de su trazada. La que me guía en mis sueños, la que me sonríe en mis ausencias.
Tanto buscaba, tan poco quería...
En cambio aquí me encuentro, a la sombra de una vela que teme ahogarse. Junto las calles que no dan la bienvenida a ningún tipo de tristeza y cuyos felpudos son las aceras llenas de historias que pisamos al andar.
Porque no tengo ganas de nada, menos de ella."
