Espacio repleto de reflexiones, relatos, historias, opiniones...

Textos llenos de pensamientos intensos, de palabras de aliento.

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Algún lugar hacía falta donde poder expresar todo lo que por dentro uno guarda.
O simplemente opiniones que se retienen en el interior, causando dudas...
A este lugar se le bautizará como el jardín de las opiniones, donde crecen ideas, e incluso se podrán plantar en él sentimientos, que quizás, algún día den su fruto...
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Éste soy yo, éste es mi ser.

2018-12-18

Uno más, una menos.

Diez y media de la mañana, joder, vuelvo a levantarme tarde.
Siempre me pasa lo mismo cada vez que tengo un plan o quedo con alguien. Me confío demasiado y pienso que me va a dar tiempo a todo y más. Me quedo un poco con el teléfono en la cama. Vuelvo a dormirme. Me despierto a los veinte minutos. "Ya espabilarás" me digo semi-indignado conmigo mismo, "siempre te pasa igual. Eres de lo que no hay. Ahora tendrás el baño ocupado. Te encontrarás la cafetera vacía y vas a perder tiempo de más en hacer lo que podría estar hecho".
Necio confiado.

No pasa nada. Tengo la habilidad de ahorrarme el peinarme en forma de coleta o pelo recogido y la ducha rápida ya la tengo calculada con tiempos cada vez mejores. Tengo suerte de encontrarme la cafetera llena y parece que hoy el tiempo amanece -o ha amanecido, en mi tardío caso- despejado. Parece que el yang del yin muestra sus cartas.
Le escribo un par de mensajes. "Qué ganas tengo de verte. Llevábamos tanto tiempo... Parece que se mantendrá buen tiempo. ¿Te apetece el plan de paseo por la costa?". No contesta en diez, quince, veinte minutos. Nada, ella también se habrá quedado dormida. Al fin y al cabo, vive en plena ciudad, estando aquí por trabajo, y tarda tres cuartos de hora menos que yo en llegar. Todo correcto. Al fin y al cabo, todos nos podemos quedar dormidos, ¿no?

Estoy en el tren. Qué ganas. Hacía tiempo que no me ponía nervioso por el simple hecho de ver a alguien con quien había quedado -odio ese pretérito pluscuamperfecto, pretérito de suposición; forma verbal de lo que hice y no se sabe si fue-.
Me vi esperando en su parada minutos. Horas. "¿Qué cojones le habrá pasado? No acostumbra a tardar. Con lo organizada que es ella. Con lo estricta que es con su dieta, entrenamiento, horario... es extraño". Le escribo. Sigue sin contestar.

Me preocupa.
Miro sus redes sociales.
"Hoy es un bonito día. Hoy va a ser un bonito día. Toca salir a correr y despejarse." es su última publicación.
Rutina deportiva. ¡Qué típico en ella! Al final, estaba más en forma que yo -o al menos se esforzaba más por cuidarse, que lo mío era un caso perdido-. Pero no había ninguna otra señal.
Sigo mirando a mi alrededor esperando verle cruzar cualquier esquina.
Tres horas han pasado y me doy por vencido. Vuelvo a casa.

De camino, recibo una llamada. "¡Al fin se dispone a darme noticias suyas!" pienso, mientras saco el móvil. Veo un número desconocido. Extraño que me llame alguien en fin de semana, pero bueno, no tenía otra cosa que hacer en un viaje de tantos minutos de vuelta a casa.

Silencio...

Silencio...

Vamos a más de 80 kilómetros por hora y siento que el mundo se ha parado. Dejo de escuchar todo lo que me rodea. Dejo de escuchar hasta la voz que me habla entre llantos al auricular.
"¡Es ella, joder! ¡No puede ser! ¡Tío, es ella!". Repito sus palabras. No puede ser.

Solo salió a correr. Solo salió a ver una mañana bañada por los poco característicos rayos de sol de esta zona y esos mismos rayos, no la verán anochecer. Se ha acabado.
Nadie dio protagonismo en esta historia a un puto desalmado que decidió que su interés era mayor que cualquier vida ajena.

Un monstruo más,
una inocente menos.

Llego a casa con pasos lastrados, gastando la poca suela que me queda en estas viejas pero elegantes zapatillas que me puse para el momento. Momento que quedó en un plan que no fue.
No ceno, no bebo, no me quiero ni cambiar.
Nada de esto está pasando.
Puede ser una mierda de pesadilla, al final, todos nos podemos quedar dormidos, ¿no?

Me meto en la cama.
Quiero dormir. Que todo sea un sueño. Despertar. Que nada sea real.
Pero me duele saberlo.

Yo dormiré. Y aunque me quede dormido, despertaré viendo que mientras nadie cree en lo que tantas gritan, otros putos desalmados aprovechan para hacer lo que quieren en una tierra donde su creída superioridad les da derecho a hacer lo que quieran con total libertad. Pensé que todo esto solo eran noticias y culpas ajenas, que eran extremos.
Ella no lo era.
Ella no lo merecía.
Ninguna que sale en esas noticias lo merecía.

Y sin embargo, no se quedarán dormidas para un siguiente amanecer.

Porque esto está plagado de bestias, de inhumanidad, de hombres que merecen lo peor.
Y a su vez, de inocentes mujeres que acaban viviéndolo.

Fue uno más
y una menos.

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Para todas las que quedaron sin voz, 
para todas las que no podrán defenderse.
Seremos vuestra palabra. Seremos vuestra justicia.
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Necesitamos un cambio.
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Desde el escritorio,
entre teclados y noticias,
con la rabia en el corazón.