Sin expresar nada, lo dices todo.

"Hoy no es día de hablar, hoy no es día de decir nada. Hoy es solo el momento de recapacitar, y darse cuenta de todos los gestos realizados.
Sonrisas, lágrimas, gritos, susurros, palmadas en la espalda, abrazos, caricias, besos, mimos, aprecios...

Todas esas cosas, pueden diferenciar un estado de ánimo en menos de un segundo. Principalmente se basa en la sonrisa. Pero no solo tras ella se esconde el verdadero significado de una expresión.
Esas sonrisas falsas que tanta gente pone nada más para no ser preguntado sobre el qué sucede, o para no molestar o llamar la atención. Nadie quiere expresar su lado más débil, por ello se recurren a éstas máscaras que ocultan nuestro verdadero pensamiento.
Esa falta de melodía en la voz, que solo expresa desprecio por el habla, y con ello, dice que no se tienen muchas ganas de decir nada. Triste melodía sonora de una voz que en la monotonía no tiene otra cosa más que expresar, que la falta de interés por el momento.
Ojos cristalinos, con el brillo de unas lágrimas a punto de estallar, que nos advierten y avisan, del punto máximo al que llega la esperanza y los ánimos de alguien. Ese momento en el que solo de tu parte puedes dar un abrazo, o un gesto de aliento que expresen tu presencia, tu ayuda.

A nadie le gustaría ser testigo de ese momento en un rostro querido, y mucho menos ser protagonista de esa escena, ese instante. Pero ahí no llega el problema. Nuestro problema se halla en que cuando somos los que vivimos esos sentimientos, esos gestos, no queremos que sean deducidos, y menos todavía, sean acertados. Por ello intentamos ocultarlos tras esas máscaras y disfraces de felicidad que solo esconden la tristeza de un alma necesitada de un apoyo, de una persona, que solo busca alguien al quien abrazar, y que le muestre la confianza, que el mundo le hizo perder.

¿Querrás que te ayuden? ¿O intentarás seguir ocultando todo, sabiendo que te hará peor?"

¿De qué huyes?

"¿A qué temes realmente? ¿De qué te separas?
Las personas acostumbran a querer alejarse de aquello que les aterra, o les da miedo. O incluso de ocultarse o desaparecer siendo ajenos a toda la situación. Y la pregunta es ¿Por qué?
¿Acaso uno no es capaz de cambiar muchos factores con el solo hecho de enfrentarse a sus miedos?
¿Acaso uno no puede dejar de temer a algo si encontrándose cara a cara con ello, le vence?

Nuestros miedos no son sino producto de nuestra mente para proteger a nuestra persona, ya sea física o psicológicamente. Pues ningún humano quiere ser dañado, pero si no sufriéramos daños o experiencias que nos marcaran, ¿qué tipo de personas seríamos?
Es verdad que aquel que no ha vivido malas experiencias puede que no tenga miedo a algo, pues no sabe qué malo puede ocurrir, o cuál es el dolor que causa.
¿No vemos a niños acercándose al fuego sin miedo? Eso es porque nunca se quemaron y no saben que eso les puede pasar.
¿No vemos a aquéllos jóvenes corriendo por valles y por suelos pedregosos? Pues no saben que una caída les puede dañar, magullar, e incluso marcar de por vida con una pequeña cicatriz.

Muchas veces debemos actuar de esa manera. Olvidándonos de nuestros miedos y nuestro pasado, para así poder ser capaces de conseguir mejores resultados, y cosas que queremos. ¡Qué de veces hemos oído la frase "Cuantas cosas se pierden por no hacerlas por miedo"! Y aún así, continuamos ignorando su significado.
¿No es verdad que por el miedo a ser rechazados, muchas veces no expresamos aquello que sentimos a alguna persona especial? ¿No hemos evitado el realizar alguna acción por el miedo a caer o salir malparados?

El miedo nos quita muchas oportunidades, y sobretodo, muchos resultados positivos. ¿Que también puede salir algo mal? En efecto. ¿Pero la satisfacción del haber tenido valor de realizarlo? Nada nos lo puede quitar.
Tú dile lo que sientes a aquella persona, y aunque te rechace, tendrás un gran desahogo en el cuerpo. Tú prueba a hacer aquello que siempre quisiste, pero que el miedo a salir dañado te impidió tener el valor. Verás cómo no habrá nada que te quite esa alegría de haber superado y vencido a tus miedos.

¿Acaso es mejor huir del miedo, o enfrentarse a él? ¿Prefieres seguir escapando de lo que te atemoriza, o luchar y hacer todo para vencer? Sólo tú puedes decidir."