Quiero aprender

"Déjame ser quien apague la luz antes de acostarnos, déjame ser quien te de el beso de buenas noches, porque hoy, querida soledad, quiero que seas mi pareja de baile en la inmensidad de la oscuridad.
Hoy unos latidos golpean más fuerte las paredes de mi pecho, hoy hay reformas en mi interior. ¿En qué momento quisimos tomar decisiones improvisadas? ¿En qué momento quisimos querer al odio?
No comprendo la mitad de mis pensamientos, pero los controlo absolutamente todos.
No comprendo la intensidad de mi sufrimiento, pero yo lo provoco.
No comprendo tu ausencia, cuando realmente te tengo presente a diario.

Quiero aprender a recordarte, porque el olvidarte me resulta difícil. Quiero aprender a nombrarte, porque un nudo me enmudece cuando te quiero hablar. Quiero aprender a ser feliz contigo, pero más aún sin ti. Quiero aprender a no preocuparte, quiero aprender a confiarte al destino.
Quiero no preguntar al viento a qué huele tu pelo hoy y quiero gritar al sol que te de aporte calor que por la parada del miedo yo no puedo dar.

Me paseo entre recuerdos, entre sueños o entre deseos, no los distingo bien. Pero en muchos de ellos apareces tú, y he de decir que hasta olvidándote te recuerdo, despierto te sueño y teniéndote te deseo.

Es extraña esta situación, pero a su vez es algo que sé que me une a ti y por nada quiero cambiarla.

No quiero perderte, pero nunca quiero dejar de estar buscándote. No quiero saber lo que me duele de ti, pero aun así te veo en cada rincón y en cada detalle de los brillos de las miradas.

No sé si en el fondo te quiero olvidar o te quiero recordar."

Carta quemada.

"Buenas tardes, o buenas noches, o simplemente... hola.

Vuelvo a escribirte tras estar tiempo jugando y bailando entre palabras que no sabía si expresaban o dañaban. Que no sabía si decían o me herían. Me asomaba al precipicio de mi locura, provocada por la tuya.
Vuelvo a escribirte tras estar tiempo hablándote sin llegar a decirte nada, tras estar tiempo entendiéndote pero sin comprender nada. Vuelvo a escribirte desde el mismo lugar en el que por primera vez, te escribí un te quiero. Quizás sea simple tinta malgastada en un papel, quizás sea energía empleada en cosas poco importantes, pero las palabras que me fracturan cada sentimiento se hacían más fuertes y no podía dejar que siguieran viviendo en mí.

Aún me pregunto qué es lo que me hace querer jugarlo todo por ti, aún me pregunto qué es lo que me hace querer dedicar cada segundo a estar contigo... mientras, a su vez me pregunto si realmente merecerá la pena.
Ahora me duele cada minuto que paso sin saber de ti, me duele el tenerte como una desconocida, me duele... que parezca que no eres nada cuando eres una de las razones por las que estoy sacrificando mi día a día, cuando estoy desconociéndome para poder conocerte mejor.
No comprendo el cómo cuanto más te busco, más me pierdo en mí mismo, y cuanto más te deseo, más quiero desprender o dejar mi persona atrás para que podamos ser una nueva vida codo a codo.

Me hablaste de tu infierno, me presentaste a tus demonios... y por ello quiero visitar ese lugar y enfrentarme a esos temores para poder recuperar la causa de cada sacrificio, tu sonrisa. No negaré que me pregunto si merecerá la pena, no negaré que soy consciente del daño que sufriré. Pero sé que será razón suficiente el luchar por ti y será buena inversión de tiempo si logras esbozar una pequeña sonrisa, pues esa mueca, o el deseo del poder contemplarla es lo que me hace luchar cada mañana.

Hace tiempo que disfrutaba de mi vida pero sin luchas ni causas.
Hoy en día disfruto luchando por mi mejor causa, tu felicidad.

Caeré, saldré dañado, dolerá, temeré por mi salud... pero sé que tendrá la mejor de las recompensas. Una persona con quien ser feliz."