Espacio repleto de reflexiones, relatos, historias, opiniones...

Textos llenos de pensamientos intensos, de palabras de aliento.

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Algún lugar hacía falta donde poder expresar todo lo que por dentro uno guarda.
O simplemente opiniones que se retienen en el interior, causando dudas...
A este lugar se le bautizará como el jardín de las opiniones, donde crecen ideas, e incluso se podrán plantar en él sentimientos, que quizás, algún día den su fruto...
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Éste soy yo, éste es mi ser.

2022-03-22

21 de marzo

 21 de marzo. Día mundial de la poesía. Y aunque no considere escribirla, le escribo muy a menudo.

Hace años que no tengo una costumbre activa de coger papel y boli y sentarme a hablar con otra parte de mí que quiere exteriorizar otro mundo completamente diferente al que conocemos. Pero en ocasiones, llamo a mi puerta y pido permiso de acción en el escritorio que tanto me ha leído y escuchado.
Hay momentos en los que la oscuridad deja un espacio a esa luz -como una persiana rota las mañanas de verano- y me aporta el calor y energía necesarios para sentarme y preguntarme nuevamente:

- Buenos días/buenas noches, ¿qué tienes que ofrecernos hoy? -y me ubico en la mejor butaca, esperando a que de comienzo el espectáculo.

He vuelto a caer. Y me he vuelto a reconocer perdido entre la multitud. He soltado mis sueños y desatado vínculos que creía conocer. He perdido esperanzas. He visto el final más cerca que cualquier nudo y desenlace. Volví a pensar en dejarlo todo. Dejar mi vida, mis amistades, hogar, trabajo... dejar de lado la música y la escritura.

Desesperado -y al verme acabado-, he pedido ayuda. Me veía cómodo en una espiral de oscuridad. Eché el freno de mano en plena carrera y me limité a ver el mundo adelantarme mientras di por perdida mi competición. Estuve a punto de tirar la toalla y someterme a lo que el mundo esperase de mí.

Me alejé de gente a la que quiero por no ser un lastre.
Me alejé de gente a la que quiero para verles crecer.

Me he dado por vencido en una batalla en la que siquiera participé. Me encerré entre cuatro paredes, con tres pantallas, un micrófono y decenas de estímulos que apagaban mi mente.

Me han escuchado reírme en llamadas mientras caían lágrimas por mis mejillas. Me he roto al ser olvidado. Volví a sufrir con lo que pensé superado. Me hice invisible hasta el punto de dejar de verme y tenerme en cuenta.
He llevado un bolígrafo y papel siempre encima por si las ganas me visitaban, me tuviesen preparado para escribir. A mí, a la poesía, a unos ojos que me miran dormir, a una voz que me anima a cantar.
Y estoy, nuevamente y sin esperarlo, escribiendo lo que era y recordaba mientras lo que quiero duerme. No esperaba viajar sin rumbo y sentirme seguro. No esperaba volar y sentirme en calma. No esperaba besar y abrazar la pasión y tener iniciativa en levantarme y buscar la armonía.

Me he acordado de mí. Y me he sonreído con una inocencia que olvidaba tener.

Sigo roto. Sigo perdido. Sigo rodeado de gritos que tienen mi voz. Pero en este momento de luz no quiero soltar lo que me hace vivir. No quiero aplazar ensayos y conciertos. No quiero cancelar viajes. No quiero alejarme de mis amistades. No quiero callar un solo te quiero más. Porque, ¿quién sabe? Quizás mañana me haya alejado tanto de mí que no pueda volver.

Hasta entonces, quiero volver a intentar vivir, viajar y sentir.