Tiempo en soledad.

"Mucho tiempo es el que damos y el que daremos junto a la persona más importante para nosotros mismos. Y esa persona, es la que cada uno es.
Cada persona, pasará con uno mismo toda su vida, como es lógico, y si así resultará ser; ¿por qué no dedicarnos algo más de tiempo?

¿Alguna vez habéis intentado hablar con vosotros mismos? No para rallaros, ni para criticar todo lo que hacéis como si de algo malo tratara. El hablar para aclarar las cosas. El intentar buscar soluciones, y no problemas.
¿Lo habéis probado? no, ¿verdad?

A veces es muy difícil el ponerse y ayudarse a uno mismo. O más bien, se nos hace complicada la idea del ayudarnos a nosotros mismos, pues siempre hemos ayudado a los demás y se hacía muy fácil.
¡Qué simple era decirle a aquella persona que no pensara mucho en eso! ¡Qué fácil era darle ese consejo que da todo amigo con la mente fría! Pero cuando nos toca hacerlo con nosotros, vivimos en nuestras carnes esa situación. La de no parar de darle vueltas a la cabeza y no saber qué decisión coger. La de cada vez que nos damos una salida, pensar en el recorrido o en lo que se encontrará tras esa puerta...
Hay que aprender a enfriar nuestra mente, no dar vueltas a todos los factores, y simplemente, buscar el camino que nos lleve directos a la solución.

Probad a ir un día a un lugar tranquilo, sin ningún tipo de contaminación acústica como son los coches y sonidos típicos de ciudad. Probad a ir a un lugar fuera de lo común, un lugar que se salga de vuestra rutina, pues sino, los factores que ves a diario te impedirán desconectar. Cuando llegues a dicho lugar, ya sea montaña, playa, perdido en un bosque... simplemente, siéntate, túmbate.
Si cierras los ojos y dejas que tus sentidos se agudicen, podrás comprobar algo completamente nuevo. La fauna y la naturaleza al estado puro.
Inconscientemente tu cuerpo comenzará a sentirse parte de ella, parte de un sitio donde no es necesaria la tecnología o similares...

Entonces es cuando debes comenzar a pensar en ti. No habrá factor que te impida ver esa salida. No habrá ningún objeto que te tape esa visión interna de ti.

Aprovecha entonces cada instante, para solucionar y acabar con todos esos temores que te acechan. Pues nadie te ayudará mejor que tú..."

Destino, vos.

Pronto partiré en busca de aquella princesa que me espera en su castillo. Aquella que mostró su aprecio con simples palabras, que cautivó con versos, me demostró que hasta dentro de la armadura, hay corazón.

Me es indiferente arriesgar mi vida en ese viaje, pues sé que al llegar a mi destino, el paraíso encontraré.

A mil peligros me afrontaré. Puede que quede desterrado de mi condado, pero, ¿acaso es eso comparable con la sonrisa de mi doncella?

Vagaré durante varias lunas llenas bajo el manto de las estrellas, sin dirección fija... Pero si con un destino. Encontrarla.

Muchos escuderos ofrecieron sus servicios, pero no vi ninguno a la altura de este viaje. No habrá vuelta atrás, solo caminar hacia delante.

Miles de arpías osarán cautivar y hacerme cambiar el rumbo, pero mi destino está escrito a tu lado, y no dejaré que nada ni nadie lo cambie.

No tengo ningún hidalgo que me cubra ni acompañe. Sólo confío en Emaleth, noble corcel, único y fiel resguardo que tendré...

Emaleth fué el corcel bautizado por la doncella, a la que le devolveré el favor de regalarme este trotamundos que me acompañó siempre.

Junto a este compañero comenzaré mi andada, que quién sabe dónde tendrá su fin...

Solo espero poder llegar a mi destino diciendo una simple frase frente a vos... "La extrañé y deseé mucho, mi doncella..."

En los aposentos le esperaré

Recorrí mil senderos, los valles de diferentes lugares y hasta los desiertos más peligrosos conocidos por cualquier humano que viaja por dichos paisajes.
Luché contra infinidad de seres peligrosos, que impedían la continuidad de mi partida hacia mi meta, su hogar. Arriesgué dicho viaje por tener que destruir a los minotauros que obstruían mi camino por los bosques encantados. Varios centauros me siguieron por las montañas que dirigían mi destino.
Admito que cometí locuras que mil caballeros ni las pensarían, pero todo lo hice cegado por la única razón que consigue que este marchito corazón continúe latiendo.
Esa razón es vos.
Dama de clara y bella tez, con sonrisa angelical que contiene el hechizo y la capacidad de cautivar a todo aquel que se digna a observarla...

Realicé y realizaría mil locuras más por vos, pero de momento, seguiré esperándola en el lugar donde continúo escribiéndole las cartas que le llegan semanalmente. Donde llegué con la esperanza de encontrarla, y sólo hallé una nota que informaba de su reciente partida hacia otro palacio...

Hasta que éste rasgado corazón aguante, continuaré esperándole tras las cuatro paredes que le protegieron de peligros y amenazas que finalmente destruí...
Con el pensamiento de que cualquier día el poder de su hechizo logrará hacerme volver a marchar en su búsqueda, para al fin ser su noble y leal caballero.. en sus aposentos.