Espacio repleto de reflexiones, relatos, historias, opiniones...

Textos llenos de pensamientos intensos, de palabras de aliento.

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Algún lugar hacía falta donde poder expresar todo lo que por dentro uno guarda.
O simplemente opiniones que se retienen en el interior, causando dudas...
A este lugar se le bautizará como el jardín de las opiniones, donde crecen ideas, e incluso se podrán plantar en él sentimientos, que quizás, algún día den su fruto...
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Éste soy yo, éste es mi ser.

2019-08-27

"¿Por qué escribes?"

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"¿Por qué escribes?" me han solido preguntar en muchas ocasiones mientras presentaba el libro, mientras tomaba un café, mientras redactaba cualquier texto... Es algo que creo no haberme planteado ni yo. No he parado a pensar razones, simplemente, llegaba algo que necesitaba y me sentaba frente a mi ordenador a dejar que las palabras fluyeran sobre el borrador de lo que -en contadas ocasiones- podía ser una publicación de este blog, un texto que pudiera entrar en alguno de los libros o -cuando tenía valor- una carta a alguien.

Entonces me volvió a lanzar la pregunta con ojos de quien mira algo por primera vez, expectante de -como me han solido decir- una respuesta original o profunda, abierta, que le hiciera pensar:

- ¿Por qué escribes?

Nunca me costó tanto dar una respuesta o pensarme algo original, improvisado o satírico para quitar peso a todo, como acostumbro a hacer.

- ¿Por qué escribo?

Siento que no me conozco ni yo. Siento que estoy descubriéndome a la vez que contesto y aun así, sigo sin saber si soy yo. Pero nunca tuve problemas en ser transparente. Soy como soy por lo que he vivido y viviré:

- Más que por qué escribo, -me paro a pensar en cómo seguir mientras cojo aire- te diré cómo empecé a escribir. Siempre fui considerado o llamado lobo solitario. Siempre, aunque con muchos amigos, fui alguien que le gustaba ir de lado a lado. De grupo en grupo. Viviendo nuevas experiencias, conociendo a nuevas personas, abarcando todas las pasiones que tenía. Pero como si fueran vidas independientes en cada una de ellas. Por eso, no tuve quien me escuchara cuando estaba roto. No tenía con quién hablar de lo que sentía... aunque... tampoco es que yo sea muy propenso a hablar de lo que siento... -susurro al café que tenía en mis manos.
- Empecé a escribir, como describieron en una entrevista que me hicieron, "de manera terapéutica".
Era yo, contándole mis pensamientos y expresando mis sentimientos a un papel. Papel con destinatario en ocasiones, guardados en un cajón en muchas otras. Pero, al fin y al cabo, con todo lo que sentía. Seguí escribiendo, esta vez publicándolo en un blog, y así comenzaron a llegarme mensajes diciendo que por muy personal que fuera el texto, sentían lo mismo. Que también se sintieron rotos. Que también sintieron miedo, tristeza, pasión, rabia, ira, arrepentimiento... solo que no tenían el valor de plasmarlo. Me dijeron que era el altavoz que necesitaban para gritar auxilio, o, en varias ocasiones, era el texto y la reflexión que necesitaban para conseguir ordenar su mente.

No me esperé nunca que lo que yo sentía o vivía, podría llegar a ayudar a nadie y me demostraron que lo hacía. Cada vez más mensajes, agradecimientos... me daba vértigo y miedo el sentir que era, en parte, responsable o causa de muchas reflexiones, decisiones y, sobre todo, sonrisas de alivio.
Eso me incitó a querer seguir frente al teclado.

Hubo tiempo en el que no escribía, no sentía nada. No sentía que tuviera nada que decir. De hecho -vuelvo a bajar la cabeza- estuve a punto de dejarlo. No me sentí realizado casi nunca. Pero algo me empujaba a querer seguir haciéndolo. Entonces llegaron nuevas experiencias, nuevas pasiones, nuevos sexos vividos, nuevas canciones cantadas con nuevas voces... y el teclado (y mis ganas de gritar) me llamaban. Cuanto más contaba lo que sentía, más me escribían diciendo que también lo hacían.
Digamos que... en el escribir sentía conexión con la gente. Con cualquier persona que se parara a leerme.

Escribiendo, logré ser alguien -siendo un don nadie- entre gente virtuosa, entre gente extraordinaria. Siempre los había mejores, pero el hecho de escribir hacía que en ocasiones, llegara a los labios de aquellas a quien me vi imposible llegar. Creo, que también escribía por sentirme querido. Por sentir que podía llegar a ser amado, a tener a alguien a quien darle las buenas noches.

"Por qué escribes" me has preguntado.
Creo, que en realidad, escribo para no estar solo. Sea conmigo. Sea con quien me lee o con aquella persona que quiere que le lea lo que tengo en el corazón... una vez escribo, mínimo somos dos. El sentimiento plasmado y yo. Escribo por ser un lobo solitario en una manada que sin estar, le acompaña.

Porque escribiendo, consigo querer. Consigo amar. Consigo odiar. Consigo pedir perdón.
Quizás lo consigo mucho antes de escribirlo, pero solo así siento que puedo expresarlo y exteriorizarlo.

Escribo para abrirme. Para enseñar lo roto que puedo estar, las veces que me puedo levantar y rehacerme y para demostrar que, aunque no me atreva mucho a hablarlo ni a decirlo, siempre agradezco a quien me quiere escuchar -en este caso, leer- con cada experiencia. Por ejemplo, ahora, tú, que estás frente a mí mientras tomamos este café.

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